Extraña ceremonia
Varios ex espías militares surcoreanos, entrenados para infiltrarse en Corea del Norte, cantan el himno de Corea del Sur tras poner delante de ellos cabezas de perros. Se trata de una ceremonia para recordar la oposición del país a la dominación japonesa en 1919. Las cabezas de perro se usan para representar a los ministros coreanos a los que se considera traidores por pactar con Japón en ese tiempo y facilitar su dominio sobre la península coreana.
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